“El catequista es un cristiano que recibe un llamado particular de Dios, aceptado en la fe, ese llamado lo capacita para el servicio de la transmisión de la fe y para la tarea de iniciar en la vida cristiana. Las causas inmediatas para que un catequista sea llamado a servir a la Palabra de Dios son muy variadas, pero todas son mediaciones que Dios, a través de la Iglesia, usa para llamar a su servicio. Para este llamado, el catequista participa de la misión de Jesús que conduce a sus discípulos a la relación filial con el Padre. Sin embargo, el verdadero protagonista de toda auténtica catequesis es el Espíritu Santo que, mediante la profunda unión nacida del catequista con Jesucristo, hace que los esfuerzos humanos sean efectivos en la actividad de la catequesis. Dicha actividad tiene lugar dentro de la Iglesia: el catequista es testigo de su Tradición viva y mediadora que facilita la inserción de los nuevos discípulos de Cristo en el cuerpo eclesial” (D.G.C. 2020. No. 112).
Y es en este ministerio, en este servicio en el que todo catequista debe aprender a animar a las comunidades donde vive, animar, es dar vida, dar alegría, dar esperanza, dar amor… enseñar a sus catequizando a conocer a Jesús, a amar a Jesús, a Seguir a Jesús, A Proclamar a Jesús.
Sin embargo, enfrentarse a un grupo o comunidad a la que hay que animar ‘vivificar’, ‘reanimar’, ‘alegrar’, ‘infundir un sentido cristiano de la vida que se vive en medio de ellas, que no siempre es de esperanza y alegría; esto requiere aprender métodos, herramientas, técnicas que ayuden a sacar provecho de todas las situaciones, de todas las personas y personalidades para que Jesús reine en medio de cada persona y cada comunidad.
Este curso se trata de aprender la técnica de la animación, son 16 lecciones de estudio, cada una con un taller de profundización que si desea, el catequista que esté haciendo este estudio, puede ser acompañado para el desarrollo de su trabajo.
La Pastoral de Catequesis ha desarrollado este material que hoy hemos evaluado, actualizado, aumentado y mejorado para que todos los catequistas podamos hacer cada vez mejor nuestro trabajo evangelizador.
Adelante, viajemos juntos por el maravillo arte de dar vida, de animar, de dar alegría, de ser misioneros de la esperanza.